Toda la culpa la tuvo Ronald McDonald. Sí, ese payaso con una peluca que no es suya, porque se la robó a un travesti el Día del Orgullo Gay, aunque él siempre lo ha negado. Pero yo lo sé porque estaba allí. De hecho, yo era el travesti.
El robo de mi peluca me produjo tal trauma... me sentía vacío, desprovisto de personalidad.
Por eso fuí a ver al psiquiatra. Y me dio unas pastillas de color lila que de tan bonitas hasta me daba pena tomármelas...
Supongo que fue a causa de las pastillas, pero una noche, paseando por la calle, vi un graffiti en una pared y se me fueron las manos (siempre he tenido unas manos muy largas, mi abuela decía que corrían más que mi vista). Mi sorpresa fue mayúscula cuando de pronto comprendí que había pasado a formar parte del graffiti.Y más todavía al ver que los dibujos del graffiti se movían y hablaban como si tal cosa.
Allí fue dónde conocí a Magallanes. Era un diseñador de juegos para redes sociales. Durante el día se vestía su traje de persona seria y por las noches vivía en graffitis como ese (y en lugares peores). Magallanes me ofreció la vida eterna.... como avatar en un juego de vampiros.
Ahora me siento como una muñeca de cartón a la que una niña mimada le cambia el vestido cada día, aunque me siento realizada porque tengo todas las pelucas que quiero, mucho mejores que la que el maldito Ronald me robo.
Me aburro bastante, tantas horas sin hacer nada.... así que me voy a dar una vuelta para charlar con otros avatares, por lo que casi siempre me véis invisible. (Shhhhh.... guardad mi secreto, o alguien podría quitarme las pelucas!)
Alguien lleva tiempo diciéndome que no conozco a las personas. Ainssssss.... es enojoso que alguien que no se ha tomado la molestia de conocerme en absoluto me juzgue tan ingenua respecto a los demás.
Honestamente, conozco tanto sobre los otros que me aburren. Y soy tan sumamente perezosa que le he encontrado la gracia a callar y a dejar que los demás se ahorquen con sus propias mentiras. Es más fácil y más cómodo escuchar y permitirles hacer el nudo, ponerse la soga alrededor del cuello y que ellos mismos abran la trampilla, dedicándome a ser mera espectadora.
Estudiar psicología por afición te permite profundizar en las debilidades humanas, crear perfiles, saber dónde golpear para que duela y reírte de todo.
Es fácil, solo tienes que permitir que la gente hable, hable, hable. A todo el mundo le gusta hablar de ellos mismos, de lo que piensan, de lo que opinan sobre ésto o aquello... Les encanta demostrar cuánto saben acerca de todo. Para alguien entrenado en escuchar, es sencillo. Después solo tienes que sacar tus propias conclusiones.
Si además tienes un detector de mentiras insertado en el cerebro, es difícil que un aficionado pueda engañarte. Y os aseguro que hay muchos aficionados pretendiendo ser eruditos en la materia.
Por supuesto, ellos jamás admitirán que estás en lo cierto cuando emites un juicio. Al contrario, se molestarán y contraatacarán. Pero en el fondo saben que únicamente se mienten a sí mismos, no a ti, haciendo la situación más lamentable.
Recordando a alguien que me dijo que soy una especie de Lisbeth Salander (quiero que sepas que echo de menos nuestras charlas), es cierto, si algo hago bien es investigar. Y tengo unos métodos y unas herramientas muy útiles para ello, así que es difícil que se me escape algo que alguien no quiera que vea.
Para ser un buen mentiroso, uno tiene que tener en cuenta muchas cosas. No basta con tener buena memoria. Es necesario ser inteligente también. Y algunos que pretenden tener inteligencia realmente son unos zoquetes a la hora de pensar en todo aquello que pueda llevarte a descubrir la verdad.
Quien puede vivir con tanta mentira en su vida? Con lo fácil que resulta la sinceridad y a la gente le gusta perder lo bueno que tiene contando mentira tras mentira...
Todos los cuentos, alegres, tristes, buenos o malos, empiezan así. Pero, y si el cuento no pasó hace tiempo? Y si es reciente? Y si está pasando ahora mismo en alguna parte?
A veces las más bonitas historias dan un giro y tienen tristes finales... No me gustan los finales tristes. Me gustan los libros o las películas que terminan bien y te dejan con la esperanza de que no todo tiene que ser amargo en esta vida, que los sueños pueden convertirse en realidad. Y si no es posible un final feliz, al menos un final abierto, con la posibilidad de encauzar la situación en algún momento, que para tristezas ya tenemos suficientes con las que nos rodean. A fin de cuentas, soñar aún es gratis.
Ahora sí. Erase una vez un hombre que se odiaba a sí mismo y a todo cuanto le rodeaba. Él habia tenido una vida complicada y dura, se había forjado a sí mismo, los alimentos que le sostenían eran el odio y el rencor, sin olvidar la venganza. Devolvía golpe por golpe y con intereses. Jamás cedía ante nada ni ante nadie. Aunque cometiera errores, jamás pedía perdón. Esa palabra no estaba en su diccionario.
Nunca reconocía sus errores, porque según su forma de ver las cosas, él siempre estaba en lo cierto. Para él, cuantos le rodeaban eran enemigos a los que abatir y no cejaba en su empeño hasta que los hundía, hasta que conseguía que se sintieran miserables, tanto como se sentía él. Por eso él no tenía amigos.
Este hombre no sabía amar. Para él el amor era un sentimiento barroco y ridículo, solo podían sentir amor los perdedores, los dispuestos a sacrificar algo o sacrificarse por alguien, y él no era un perdedor. El único amor que él entendía era el sometimiento absoluto. La rendición total, como si de una guerra se tratara. Y no tomaba rehenes.
Un día nuestro hombre conoció a una mujer. Alguien que, pese a saber cómo era, a pesar de ver en su interior, estaba dispuesta a tener la paciencia suficiente para que él se diera cuenta de que en la vida también existen la complicidad y la ternura, a intentarlo todo, con fuerza, para hacerle feliz, a amarlo por encima de todo. A darle calor, paz y todo cuanto ella tenía.
Y el hombre se sintió amado.... por un tiempo. Pero las inseguridades, los celos, la amargura no permitían a este hombre vivir en paz. Y en lugar de aceptar a la persona que tenía a su lado, que le amaba tal y como era, intentó cambiarla. Quiso moldearla a su antojo, como si fuera un dios con un trozo de barro con el que jugar.
Nunca utilizaba insultos, pero todos sabemos que hay peores formas de utilizar las palabras. Humillaciones, castigos...
Quiso que ella se quedara sin amigos, que dependiera de él, quiso romper su voluntad y su fuerza, todo aquello que él decía amar y admirar.
Hasta que llegaron a una situación límite. Porque cuando las palabras son tan necesarias como el aire pero lo único que reina es el silencio, uno se da cuenta de que no queda nada.
Él escogió la opción fácil, como hacen los cobardes. No luchar. Buscar otras mujeres que suplieran lo que él pensaba que ella no le dió. No sabemos si encontró alguna que se sometiera como él quería. Ella... simplemente, lo relegó al olvido como algo que podría haber sido y no fue.
Colorín, colorado, éste cuento se ha acabado.
Así es como terminan muchas historias. En verdad me gustaría poder decir que él se dió cuenta de sus errores, que luchó porque realmente ella era importante para él, que hablaron de todo lo que tenían pendiente por resolver, lo solucionaron y vivieron felices y comieron perdices. Pero... la realidad siempre supera a la ficción, lamentablemente.
No culpéis a quien escribe, solo es una cronista de lo que sucede a su alrededor.
El paseo por el Barri Gòtic habría sido magnífico si no fuera porque iba vestida para pasar una temporada en el Polo Norte.
Un polar, una sudadera, chaqueta para la lluvia, el chubasquero, tejanos y pantalones de lluvia. La verdad es que me sentía como una cebolla en una sauna.
El paseo por el Barri Gòtic habría sido fantástico si no fuera porque estoy muy cabreada con los funcionarios!
El Estado pide, pide, pide y exige. Para pagar una subvención piden el libro de familia, el certificado de divorcio, el convenio regulador.... Todo esto para comprobar que no estás recibiendo una pension alimenticia.
Peores son los del Instituto Nacional de Estadística. Ellos no te quieren a ti, quieren títulos. Tu puedes ser Pitágoras, Einstein y Stephen Hawking, pero si tú no tienes un título académico, no puedes trabajar. Da lo mismo que superes el exámen, que saques un 100 de 100 de respuestas acertadas. Ellos quieren tu título. Y tú los miras y piensas... Cuántos gilipollas! Pero con título, por supuesto.
Y qué decir sobre los funcionarios de la Seguridad Social? Has estado en coma durante meses, alguien se encargó de tramitar tu baja médica, pero como nadie ha ido a recoger los partes, ellos te dan el alta por incomparecencia. Porque claro, tú tienes la obligación de contactar con tu médico para decirle que estás en coma y no puedes ir a recoger los malditos partes médicos.
Tu no pides compasión, solo pides un poco de empatía. Pero, para qué van a ser amables? Ellos tienen un trabajo vitalicio, así que pueden permitirse el lujo de joderte cuantas veces ellos quieran. Sin vaselina ni condón.
Me recuerdan a las grabaciones de las compañías de telefonía. Si quieres saber el importe de tu factura, pulsa el 1, Si quieres información sobre tarifas, pulsa 2... No los saques de su guión establecido, porque se colapsan y se ponen de mal humor.
Funcionarios.... una plaga a exterminar....
Desde este momento, me declaro totalmente a favor de la empresa privada.
Tal vez dependa de cuanto amas, de cuanto estás dispuesto a hacer, de lo que estás dispuesto a sacrificar, de lo que eres capaz de dar de tí mismo.
Tal vez yo no soy merecedora de ser amada.
A fin de cuentas, qué soy yo?
Una persona que exige mucho, a mí misma y a los demás, porque estoy dispuesta a dar lo mismo que recibo.
Una persona que cree en el para siempre
Alguien que cree en el "vive y deja vivir" sin intentar cambiar el mundo, ni siquiera a los que están a mi alrededor.
Una mujer que pretende una vida tranquila, que considera suficiente sobrevivir a diario.
Alguien que no quiere luchar, que piensa que todo se arregla con las palabras.
Una mujer que cree que una relación es compartir, hablar, dar. Quizá mi concepto sea equivocado. Quizá no. Pero es en lo que yo creo. Es lo que yo quiero.
Alguien que no soporta la rutina.
Alguien que quiere una vida sin mentiras, sin huídas, sin miedos.
Que alguien me quiera por cómo soy. Sin exigir que cambie, que deje de ser como soy, o de pensar como pienso. Que acepte mis debilidades, mis dudas, mis tonterías, mi comportamiento infantil a veces. Mis enfados por nada, mis días locos, mi humor absurdo. Mis ironías, mi tristeza, mi imaginación desbordada, mis silencios. Mis paseos al atardecer y mi despertar, mis nocturnas lecturas. Mi metafórica poesía, mis días grises.
Alguien que se preocupe por mi sin decirme qué debo hacer, alguien que me coja de la mano, me escuche y me acaricie el pelo cuando no estoy bien.
Alguien que sonria cuando lo beso de repente, o cuando le despierte al amanecer porque quiero ir a comprar pan a 100 kms. Alguien que me acompañe a buscar chucherías bajo la lluvia. Alguien con quien compartir tardes de cine en el sofa. Alguien que me haga sentir única, deseada, amada, en paz con todo.
Alguien que me ame con pasión, con fuerza. Que sepa cuando ser sutil y cuando no. Alguien que crea que yo soy importante y mis cosas también. Alguien que me haga temblar.
Lo sé. No es fácil. Yo no soy fácil. Nunca he dicho que lo sea.
No quiero alguien que diga a todo que si. No quiero alguien que me de la razón siempre, como a los locos para no discutir. No quiero una persona fácil.
Quiero alguien a quien admirar, a quien respetar, a quien amar. Quiero a alguien de quién yo pueda sentirme orgullosa. Quiero poder considerarme afortunada porque alguien así me ame.
Si tu no eres capaz de darme lo que yo pido, si no eres capaz de recibir lo que yo doy, es que no tenemos el mismo concepto sobre el amor. Si en eso no estamos de acuerdo... se puede llamar amor?
Quizá yo estoy equivocada y no merezco ser amada...
Erase una vez... un niño que mentía más que hablaba, y mira que eso es difícil...
Y cuando mentía le crecía la nariz.
Ah no coño, que ésto es Pinocho!
Bien, no hablaré de un muñeco de madera, pero quiero hablar de Pepito Grillo.
Todos tenemos el nuestro dentro. Ese que nos dice que no estamos obrando bien, que todo tiene un precio y que lo que hagamos va a volverse en nuestra contra más pronto o más tarde.
Mi Pepito Grillo particular no susurra éste tipo de cosas en mi oído, porque él sabe que soy de una ingenuidad escandalosa a veces. Él me está susurrando constantemente que alguien va a pegarme una puñalada por la espalda.
Y yo, qué queréis que os diga... primero encerré a Pepito Grillo en la despensa, para ver si desde allí dentro no lo escuchaba. Pero el muy maldito sigue y sigue y empieza a tenerme muy cansada.
A veces vemos cosas que no queremos creer, porque nuestra mente se niega a procesar los datos que tenemos a nuestro alcance.
Pero cuando te tomas un momento para pensar, cuando racionalizas, cuando nada perturba tu lógica, de pronto se enciende la bombilla y exclamas: Eureka! Y en ese momento te estrellas contra la pared, porque no estabas mirando.
Esa frase que dice que los árboles no te permiten ver el bosque... Yo creo que a veces el bosque entero no te permite ver un solo árbol, ese árbol que está podrido pero con sus raíces intactas esperando a invadir el suelo para inocular su podredumbre al resto.
Algo huele mal...
Y Pepito Grillo tiene un olfato más fino que el mío.
He visto un dibujo que me ha gustado. No por el dibujo en sí, que no tiene nada de espectacular, sino por la frase que lo acompañaba.
"Si alguien te quiere, ellos no tienen que decirlo. Tú puedes decirlo por la forma en la que ellos te tratan"
Bonita frase. Y cierta.
Las palabras por sí solas únicamente son aire; algo que cuesta poco decir. Cuantas veces hemos escuchado a nuestro alrededor el famoso "te quiero"? Pero ese "te quiero" no es nada si no viene acompañado por los hechos. Y los hechos son que una persona que te quiere jamás intentará herirte de forma gratuíta, jamás intentará vengarse de tí, no te engañará, no te insultará, no utilizará palabras desagradables, porque cuando quieres a alguien sabes todo el daño que puedes causar y no aprovechas la ventaja.
Amar es perdonar y olvidar también, pero hasta cierto límite. No se puede perdonar todo o acabará siendo una sumisión. Aunque a veces tengamos que comernos el orgullo, jamás, jamás, permitamos que nos quiten la dignidad (esto me recuerda a Braveheart)
Amar es confiar. Porque la confianza es la base de toda relación (incluso de las relaciones comerciales. Yo te pago y confío en que tú me envíes la mercancía). Si es bueno para los negocios, cómo no va a serlo para las parejas o los amigos? Si yo no confío en tí y tú no confías en mí, qué tenemos? Nada. Si prestamos más atención a cualquier cosa que diga o haga un tercero, qué significa? que no hay confianza, y creo que si no hay confianza, es que no me quieres lo suficiente.
Amar es respetar. Respetar a quien amas es respetarte a ti mismo.
Amar es no mentir.
Amar es mostrarle tus inseguridades y debilidades a otra persona, porque sabes que esa persona no va a reirse de ellas y tampoco las utilizará como arma arrojadiza.
Amar es comprender, es dialogar, es discutir hasta cierto punto, es no huir cuando las cosas están mal. Es aguantar el chaparrón y la tormenta, o lo que venga, aunque sea un tornado, un tsunami o el despertar de un volcán.
Cuando huyes, le estás dando al otro una muestra de cobardía. Quédate, lucha y soluciona las cosas. Pero no las guardes en el apartado del rencor o en el baúl de agravios comparativos para hacerlas aparecer en la próxima discusión. Cuando discutes, ponle fin a la discusión. Para siempre. No se puede mantener en la memoria todo lo malo que ha hecho el otro para recordárselo días o meses después.
Y no se trata de decir todo lo que se te pase por la mente y después, cuando ves que has herido a alguien, pedir perdón. Los maltratadores (tanto los físicos como los psicológicos) hacen eso. Maltratan y luego piden perdón. Mejor pensar antes de actuar, porque llega un momento en que pedir perdón no sirve. No se trata tampoco de no decir las cosas. Pero hay muchas formas de decirlas y no tiene porqué ser de la peor forma posible.
Dioses! el vodka lila es asqueroso, pero a falta de Southern...
Y hoy realmente era necesario el alcohol. Porque intentar entender lo inexplicable es difícil, cansado y agotador.
Es todo tan surrealista que creo que voy a escribir una novela. Quizá se convierta en un best seller, yo acabe siendo famosa y firme autógrafos en alguna librería importante.
En el libro de Ayn Rand "La rebelión de Atlas" todo el mundo preguntaba -quién es John Galp-?
Yo pregunto ahora: Quién es Arturo García?
Alguien a quién yo no tengo el gusto de conocer (el placer es una ironía) ha aparecido de la nada en mi vida sin yo tener constancia de ello y parece ser que tengo una relación con él. Es genial ser la pareja "imaginaria" de alguien que no existe.
Más divertido aún es que haya gente que pueda creer en semejante sandez. Bueno... más divertido no, es triste pensar que alguien que te conoce y te quiere sea capaz de desconfiar de ti y creer en alguien a quien no conoce.
De hecho, es triste y angustioso. Porque si esa persona reacciona de ésta forma sin saber la verdad, sin tan siquiera preguntar... qué tipo de persona es?
Os juro que voy a volverme loca.
Días pensando qué habré hecho para merecer un trato despiadado, pensando, pensando, pensando, buscando mil y una razones, imaginando qué ha podido ocurrir para que algo maravilloso se fuera al infierno de repente, sin venir a cuento, para que cuando consigo averiguar qué es sea debido a que alguien quiere joderme contando mentiras.
Si alguno de vosotros conoce a Arturo García, o ha creado una cuenta con ese nombre, podéis hacerle saber (a ella o él porque yo no sé el género) de mi parte que es un hijo de la grandísima puta, por favor? y que si algún día encuentro quién ha sido, esa persona no volverá a desear jugar con mi vida nunca más.
Hacer este tipo de cosas es rastrero, digno de alguien con mucho resentimiento y con mucho odio dentro. Quien sea, realmente necesita un psiquiatra.
Acontecimientos recientes me han hecho pensar mucho, demasiado. Sobre lo que se siente cuando algo se termina de forma brusca, abrupta.
Mi corazón quiere confesar.
Lo peor de todo no es que algo termine. Tampoco que recibas el golpe cuando menos lo esperas. O que todas tus ilusiones caigan por el desagüe y vayan a juntarse con la inmundicia.
Cuando alguien te asesta un golpe mortal, una decepción tan inmensa, porque alguien ha jugado contigo, lo que se termina son las ganas de continuar existiendo. Tú puedes superar la pérdida de alguien. Todos podemos. Lo que no se supera es ese sentimiento de inseguridad.
Miedo a volver a confiar en alguien.
Miedo a no hacer las cosas bien.
Miedo a hablar
Miedo a ser tú mismo.
Miedo a volver a beber de esa fuente inagotable que se llama dolor.
Algo se muere, se marchita, cuando sientes miedo.
El miedo se instala permanentemente en tí. Se apodera de todo cuanto haces.
Ismael Serrano lo define perfectamente en "El virus del miedo"
Venció el miedo y faltó a la última cita,
no descolgó el teléfono
que aullaba en la mesilla.
Y el temor a la derrota
lo agarrotó como un calambre,
sin un por qué.
Duro, intenso y precario...
Se enfrentaba cada día
al oleaje en el trabajo.
Y una mañana la cobardía
lo paralizó en la puerta
y no entró a la oficina.
Volvía a despertar
y empezaba el periódico
como tantos, por detrás.
Vio y sintió la noche
del planeta y su desastre,
tuvo miedo y decidió
no salir a la calle.
Y ahí lo tienes encerrado en casa,
temblando como un niño,
sellando las ventanas,
para no ver, ni escuchar,
sentir, notar la vida estallando fuera.
Por miedo a sentir miedo
fue a la cama,
como una oruga se escondió
y envuelto entre las mantas
se durmió,
hizo humo el sueño
y se olvidó del mundo
por miedo a despertar.
Las dudas, la indecisión, el miedo a volver a sufrir, a volver a sentir algo, te paralizan y no eres capaz de tomar decisiones, de mostrar un mínimo signo de iniciativa. Quieres dejarte morir, y que los demás se olviden de tí para siempre.
Te sientes pequeño, inválido e inútil.
Todo esto es lo que siente un corazón cuando alguien lo rompe de forma irrevocable.
Alguien me dijo hace poco que las mujeres no entendemos el verdadero significado de lo que es el honor o que no sabemos qué es tener "cojones".
Por supuesto, nosotras no tenemos "cojones", porque nosotras NO necesitamos jugar a ver quién los tiene más grandes.
Queréis saber qué es la "palabra de honor"? Honor significa no mentir. Honor significa asumir riesgos, por difíciles que éstos sean. Honor significa mantener las promesas, porque es igual prometer que empeñar tu palabra. Honor significa no jugar con los sentimientos de los demás. Honor significa ser coherente con lo que uno dice y hace. Honor significa estar en los malos momentos. Honor significa respetar.
Y qué significa tener cojones? Más o menos lo mismo, pero implica además ser valiente. Valentía para reconocer los propios fallos, valentía para dar explicaciones, valentía para razonar sin enfadarse, valentía para volver a levantarte cuando caes, valentía para superar los reveses, valentía para hacer cosas. Valentía para saber que eres débil y reconocerlo. Valentía para pedir perdón.
No se puede hablar de honor y de cojones cuando eres un cobarde.
Yo conozco a alguien muy cobarde. El mayor cobarde de todos. El que huye cuando no puede dar una respuesta, el que escapa cuando algo no le gusta, el que corre cuando debe hacer algo que él NO tiene cojones de hacer. El que no respeta a nada ni a nadie porque nada ni nadie le importa. El más cobarde y egoísta.
Y habla de honor y de cojones.... Si te rindes, si no luchas, si te das por vencido, si no eres capaz de dar una simple explicación, tienes tan poca valentía, honor y cojones como aquellos a los que desprecias (o quizá él los desprecia porque se ve reflejado en ellos).
No voy a generalizar hablando de todas las mujeres, porque estaría cayendo en el mismo error que ésta persona comete. Pero muchas mujeres han muerto por una causa honorable, muchas mujeres mantienen su palabra de honor. Muchas mujeres son valientes hasta más allá de lo imaginable. Soportar el dolor es valentía? Quizá para los hombres sea así. La diferencia está en que la mayor parte de las mujeres opina que NO todo se resuelve a tiros, a puñetazos o dejando a tu enemigo tumbado en el suelo. Eso es privilegio de cobardes y de quién no tiene suficiente cerebro como para resolver los conflictos con palabras.
Cuando alguien rechaza empuñar un arma... aunque sea por su país, es un cobarde? Quizá. Pero también lo es el que huye de una enfrentamiento verbal.
Quién es más cobarde? el que pega a una mujer o el que la maltrata de forma psicológica?
Honor y valentía van cogidos de la mano. No hay honor ni valentía en matar a otra persona ni en herirla en lo más profundo. No existe el honor cuando juegas con alguien y lo abandonas cuando te cansas. No hay ningún honor en tomarle el pelo a la gente, en engañar y defraudar. Eso es ser un cobarde de la peor especie.
Por suerte, yo no soy como él. En mi corazón y mi mente no tengo instalados la amargura y el resentimiento de forma perenne. Soy incapaz de herir a alguien de forma intencionada. Jugar con los sentimientos de otra persona me parece mezquino y ruín. Si me equivoco, pido perdón. Soy consciente de mis limitaciones y de mis debilidades. Las acepto, las asumo y no me importa demostrarlas. Si caigo, me levanto. Quizá dolida, pero más fuerte.
Yo sé perfectamente qué significa el honor y los cojones (aunque los míos no estén tan a la vista, porque sigo diciendo que no necesito demostrar nada).
Los que menos saben o quienes carecen de esas virtudes son los que las utilizan como moneda de cambio, como otra mentira más que quieren creerse ellos mismos.
Honor para ser... Valentía para hacer. Ni más, ni menos.
Dicen que una vez en la vida aparece una persona con la que está escrito que debes estar. Todo es fantástico, cuerpo y espíritu en equilibrio.
My thoughts...
My destiny...
Esto no va a ser una carta de un alien para un cerdo, ni una elegía, ni nada parecido.
Es el canto de un cisne antes de morir. Es la historia de un cisne mientras aún estaba vivo.
Ellos se conocieron por casualidad, pero todos sabemos que las casualidades no existen, verdad? En su historia habían demasiadas. Estaba llena de serendipia. Dos almas gemelas que se encuentran a través del tiempo, del mar...
Primero fueron amigos, porque la amistad es la base de una relación. Compartían pensamientos, gustos, la forma de ver la vida y también secretos inconfesados e inconfesables.
Algo más fuerte que ellos los unía.
Discutían y peleaban, porque los caracteres opuestos se atraen, pero cuando chocan, con la explosión se forman nuevas galaxias.
Y a pesar de todo, no podían estar mucho tiempo el uno sin el otro.
Hasta que ambos se dieron cuenta de que había algo más. Algo que ninguno de los dos se atrevía a confesar por miedo.
Pero finalmente su amigo obligó al cisne a decir lo que él sentía, y a partir de ese momento empezó algo maravilloso, algo grande que se había forjado en las estrellas.
Ellos se dijeron "te amo" de muchas formas, con palabras y con hechos.
Hicieron planes, construyeron sueños de futuro en común. Uno de negro y el otro de rojo. Querían viajar por el mundo, descubriendo otras culturas, descubriéndose mutuamente.
Ellos se amaban...
El cisne tenía miedo, tenía dudas, pero se armó de valor, porque el riesgo valía la pena, aunque él perdiera sus alas.
Creyó haber encontrado, por fin, aquello que tanto había deseado, que tanto había anhelado tener. Un compañero con el que volar al infinito, con el que imaginar, compartir, soñar.
Las fantasías se sucedían: Sentados en la hierba, una boda en un parque, una bienvenida, el primer beso...
Reían y apostaban sobre las reacciones del otro...
Su compañero le sorprendía continuamente, unas veces para hacer que se sintiera el cisne más especial y feliz del mundo, aunque otras lo trataba con inusitada dureza.
Y poco a poco se acercaba el día en que debían volar juntos...
Hace pocos días ellos tuvieron una desagradable discusión y el cisne sintió que algo se había roto, aunque intentó recoger los pedazos y pegarlos como pudo.
El cisne necesitaba reposo y decidió viajar hasta un lago próximo para recuperarse unos días, pero enfermó. Se sentía solo y cansado sin su compañero, así que le avisó para que se reuniera con él. Pero su compañero no quiso volar a su lado. Le dijo que alguien le había contado que no era un cisne, sino uno más del resto de la bandada de patos, que nunca más iban a estar juntos y que olvidara que lo había conocido porque él iba a emigrar a tierras más cálidas y a encontrar un cisne de verdad.
El cisne intentó hablar, razonar, expresó todo lo que sentía en un lamento triste, pero no sirvió de nada. Se quedó sin saber por qué el que hasta ese momento había sido su destino se deshacía de él de la más cruel de las formas.
Sintió un dolor agudo en su pecho, no podía respirar.
Se alejó de los otros cisnes, solo volaba, volaba a todas horas, intentando olvidar el tiempo en que su compañero estaba con él.
Dejó de comer, dejó de dormir, su cabeza estaba llena de recuerdos, de frases, de imágenes...
Te amo...
Por qué él le había dicho esas palabras si no las sentía?
Por qué todo se había roto de repente?
Por qué se fue sin ninguna explicación? Por qué hizo caso de lo que otros habían explicado? Por qué tanta crueldad? Por qué?
Una noche el cisne empezó a cantar. Fue entonces cuando yo lo descubrí.
Entre sollozos me contó su historia.
Cuando terminó el relato la luna iluminaba sus blancas alas, cantó su bella melodía y murió ante mis ojos.
El cisne me dejó un mensaje, que yo debo dar a su compañero si él alguna vez vuelve: Ella va a estar siempre aquí para ti.
Los cisnes solo aman una vez en la vida. Pueden decir muchas veces "te quiero", pero solo una vez "te amo".
Ese "te amo" siempre será para él.
Cuando miro a las estrellas, creo ver al cisne volando por delante de la luna, y a veces, solo a veces, adivino una sombra volando a su lado.
Quiero imaginar que el destino los ha reunido de nuevo, porque el destino no va a permitir que nadie cambie lo que está escrito y él escribió un final feliz para los dos cisnes.
Parece que últimamente no estoy muy acertada... todos se sienten decepcionados conmigo por un motivo u otro... No hago nada a derechas. En fin, estoy para echar cohetes.
Y sigo con mi eterna limpieza, que esto ya parece una catedral gótica por lo que tardo en terminar. Cocina, comedor, habitación, baño (tengo que acordarme de subir el espejo) he tirado un número incontable de bolsas de basura y parece que tenga un criadero, joder.
Aún queda por pintar la ventana y las puertas del armario de color verde manzana y organizar la terraza. Por qué no habré hecho ésto durante todo el tiempo que llevo sin pegar palo al agua? No, se me tiene que ocurrir deprisa y corriendo, como todo, porque hago las cosas sin pensar.
30 de Septiembre... y mañana empieza el peor mes del año. Preparada para el insomnio y para los sueños extraños (más de lo normal) hasta el 2 de Noviembre. Ese día puedo respirar en paz. Si cada año Octubre es un mes malo, este será nefasto. Y con tantas horas dentro de la cabeza...
Lo malo es querer controlarlo todo. Yo tengo ese defecto (o virtud, depende de quién lo mire y de cómo lo entienda). Necesito mi agenda cerebral para organizar mi vida como si fuera un calendario de cumpleaños. Paradójico, verdad? actúo sin pensar pero con organización, el orden en el caos.
Cuando algo se rompe dentro de uno... es recuperable? con el corazón a veces es posible. No puedes hacer un trasplante, aunque sí puedes abrir las compuertas lo suficiente para que un rayo de esperanza se cuele por ellas y te ilumine. Pero... cuando es tu alma la que se rompe? Nadie sabe lo frágil que ésta llega a ser. En cinco minutos, sin necesidad de martillo o escarpa, alguien puede rompernos el alma. El alma no tiene recambios, no puede usar vendas, y vivir con el alma rota es lo más difícil.
Yo perdono y olvido, unas veces tardo más y otras menos, dependiendo del dolor que sienta dentro, porque no soporto la idea de emponzoñar mi mente y mi corazón con un sentimiento tan absurdo como el rencor. Podemos perdonar a quién nos ha roto el corazón pero... es posible perdonar a quien nos ha roto el alma?
Es algo a considerar...
Mi alma ha sido tomada por las sombras de la duda, por los monstruos que habitan en el tal vez, por las sabandijas del quizá. La han secuestrado y la torturan cada día un poco, como pequeños diablos con sus tridentes, esperando a que se desmorone y forme parte de la legión de almas rotas.
No quiero darme por vencida. Quiero continuar sintiéndome viva cada día, quiero luchar por mi alma herida, quiero rescatarla de las sombras y conseguir que se regenere.
Quieres recuperar la tuya también? Podemos hacerlo... JUNTOS.
Cuando leo a Jorge Bucay siempre me pregunto cómo es capaz de decir lo correcto en el preciso momento.
Yo no sé decir las cosas en el momento correcto ni oportuno. De hecho, estoy preciosa con mi boca cerrada.
Releo "Cartas para Claudia", donde habla de Fritz Perls, Georg Groddeck, Krishnamurti, de la Gestalt y la terapia del darse cuenta (Awareness Teraphy).
Me gustan sus palabras y las suscribo.
Quiero que me oigas sin juzgarme.
Quiero que opines sin aconsejarme.
Quiero que confíes en mí sin exigirme.
Quiero que me ayudes sin intentar decidir por mí.
Quiero que me cuides sin anularme.
Quiero que me mires sin proyectar tus cosas en mí.
Quiero que me abraces sin asfixiarme.
Quiero que me animes sin empujarme.
Quiero que me sostengas sin hacerte cargo de mí.
Quiero que me protejas sin mentiras.
Quiero que te acerques sin invadirme.
Quiero que conozcas las cosas mías que más te disgusten.
Quiero que las aceptes y no pretendas cambiarlas.
Es complicadísimo hacer lo que él escribe, todos tenemos tendencia a hacer precisamente lo contrario, es decir, a juzgar a los demás porque no estamos de acuerdo con lo que hacen, a dar consejos innecesarios, a exigir, a decidir qué es lo mejor para los demás, a intentar (o aparentar) que somos superiores, a esperar que se comporten como nosotros lo haríamos, a no dejar espacio, a intentar que alguien "despierte" de la peor forma posible, a hacernos cargo de los problemas de otros, a mentir para proteger, a invadir sin dejar respirar y por supuesto, a intentar cambiar las cosas que no nos gustan.
Pero quizá exista alguien en este mundo que tenga todas esas cualidades, que desee lo mismo, que entienda, que aún conociendo mis defectos sepa convivir con ellos, porque yo no voy a cambiar. Siempre he dicho que pueden limarse algunas asperezas, canjearse actitudes pero dejar de ser lo que uno es, cómo es... imposible.
Yo quiero añadir uno
Quiero que me quieras sin esconderme.
Porque nadie merece estar escondido; si amas a alguien, la mejor manera de demostrar que te sientes orgulloso de ello, que no te avergüenzas, es mostrarlo al público. A nadie le gusta estar en las sombras o ser la segunda opción.
Antes de nada... Gracias Mónica por ser la primera seguidora de un blog que aún no existe. (Dicho y hecho)
Y ahora...
Mi queridísimo cerdo:
Me gustaría aclarar un par de cosas para que no existan malentendidos entre nosotros. Los aliens somos un poco gatos, por tanto, somos curiosos hasta la médula. La diferencia entre los gatos y nosotros es que ellos no pueden hablar y los aliens sí. Así que andamos todo el día preguntando. Somos como esos niños que molestan a sus padres con el eterno por qué. Por qué ésto, por qué aquello, por qué lo de más alla. Y cada respuesta genera una nueva pregunta. A veces las preguntas son superfluas e infantiles, otras veces pueden ser peligrosas, pero preguntamos desde la inocencia, no por malicia.
Los aliens tienen prohibido herir a cualquier ser viviente (aunque sea cuadrúpedo) recuerdas? Así que jamás van a vengarse de nadie aunque los otros puedan infligirles mucho daño. No es cobardía, es que pensamos que es desperdiciar un tiempo precioso que podemos utilizar para intentar ser felices.
Tampoco creemos ser superiores a nadie, al contrario, pensamos que tenemos mucho que aprender de los demás, porque nunca se sabe todo, nunca es suficiente y jamás miraremos a otros por encima de nuestro hombro (básicamente porque somos pequeños).
Si nosotros somos buenos en combates dialécticos no es porque guardemos información esencial para usarla en la primera ocasión que se presente contra nuestros adversarios verbales, sino porque intentamos girar el argumento, sabemos utilizar las palabras.
Los aliens amamos sin reservas, nos duele herir de forma inconsciente o por inacción a aquellos a los que amamos. Cuando percibimos su tristeza nos entristecemos y nuestra burbuja de cristal se descascarilla cada vez un poco más, hasta que la burbuja se rompe, nos quedamos sin aire y nos convertimos en partículas de materia esparcidas por la galaxia.
Una sola palabra tuya y éste alien enviará la lanzadera a recogerte para que vengas a vivir a nuestro mundo.